Un día en Ojinaga

OJINAGA, Chihuahua, México – Un sábado, hace poco, el personal de los periódicos El Internacional de Presidio y el Big Bend Sentinel pasó un día espléndido en Ojinaga, Chihuahua, México.

Lo primero que hicimos fue sentarnos para un delicioso almuerzo en Los Comales, acompañados por micheladas y cervezas frías. Comimos diferentes tipos de excelentes tacos: de alambre, al carbón y el “especial”, con pico, guacamole, frijoles, arroz y chile con queso. El propietario del restaurante, Juan Anaya Coronel, y su personal, siempre son excelentes anfitriones.

Después, paseamos por la plaza municipal, El Zócalo, donde admiramos los murales en la Casa Consistorial, el nuevo letrero para hacer selfies en Ojinaga y visitamos la iglesia católica, La Parroquia de Nuestro Padre Jesús.

Luego nos dirigimos a la cercana Panadería La Francesa Don José, donde compramos pan recién hecho en los hornos de leña. Hicimos algunas compras en La Boutique de Juan y luego paseamos colina abajo hasta La Michoacana para tomar paletas y helados.

Disfrutamos sentándonos afuera en La Michoacana, observando cómo la ciudad se animaba a medida que avanzaba la tarde. Continuamos por el bulevar Trasviña y Retes hasta Artesanías de México donde la propietaria Mari Martínez estaba viendo por la televisión cómo Andrés Manuel López Obrador, AMLO, juraba el cargo como el nuevo presidente de México.

Desde allí, nos dirigimos al lado a la Farmacia La Única, donde compramos algunos artículos y luego cruzamos la calle para ir a Al Súper, para más compras.

Cargados con bolsas de la compra, fue un largo paseo colina arriba hasta nuestros coches aparcados delante de Los Comales. Luego condujimos hasta la joyería Ojchim, en el Bulevar Libre Comercio, donde la mayoría de nosotros compramos joyas.

Comenzaba a atardecer cuando salimos de la tienda y brillaban las luces de la ciudad, señalando el inicio de la vida nocturna en la ciudad, con más tráfico, más personas en las calles y más música procedente de las tiendas y las casas.

Acabamos el día en la terraza de México de Ayer, el restaurante con unas vistas geniales de Ojinaga y de la Sierrita de la Santa Cruz, donde compartimos un buen mezcal y vimos cómo anochecía.

En conjunto, fue un día hermoso y muy agradable.

Traducción de MIRIAM HALPERN CARDONA