Un gasoducto explotó 30 millas (48km) al noroeste de Pittsburgh, en el Condado de Beaver, la mañana del lunes, 10 de septiembre, dañando líneas eléctricas y destruyendo una casa, garajes y varios vehículos. No se comunicó que hubiera heridos.

El gasoducto, que solo llevaba operativo una semana, no estaba a pleno rendimiento, según dijo un representante de Energy Transfer Partners (ETP), la compañía propietaria del gasoducto.

ETP es también la propietaria de la polémica Trans Pecos Pipeline, una línea de transmisión de gas natural que mide 40 pulgadas (101 cm) y que abarca 143 millas (230km), desde el Condado de Pecos hasta el Condado de Brewster y que llega a la frontera mexicana cerca de las ciudades de Presidio, Texas, y Ojinaga, México. Desde allí, atraviesa el Río Bravo y se une a un sistema de gasoductos cuyo destino es el Golfo de California, en el puerto de Topolobambo, Sinaloa. Se espera que el gas sea licuado allí y luego exportado a potenciales consumidores de energía en Asia.

Fue el primer gran portador de hidrocarburo en atravesar el delicado entorno del Big Bend y suscitó una concertada oposición por parte de los residentes locales ›incluyendo acciones directas en forma de protestas›, algunas de las cuales fueron condenadas por delitos criminales por invasión de propiedad.

No obstante, sacó a la luz la necesidad de afinar la expropiación y rancheros y terratenientes se unieron a la oposición, que vieron a los topógrafos que trabajaban para las empresas petrolíferas y gasísticas pisar sus propiedades privadas para situar el gasoducto, sin aporte público ni autorización.

Unos testigos que vieron el incidente del lunes dijeron que la explosión hizo que la tierra temblase e iluminó el cielo. El incendio fue apagado antes de las 7 a.m.

ETP culpó de la explosión a un cercano desprendimiento de tierras.

Traducción de MIRIAM HALPERN CARDONA